Cuando
llegamos Ulisse no estaba, y eso que le pillaba a no más de quince minutos
andando.
Esperamos a
que él viniese para pedir mientras revisaba la carta, entró y señaló a nuestra
mesa, el camarero le siguió y se sentó al lado de Ercole dándole un gran abrazo
y posó mi mano sobre mi hombro en señal de saludo.
Pedí
quesadillas y Nestea. La camarera se estaba comiendo con los ojos a Ercole y
eso era algo que sabíamos los tres.
—Hacía mucho que no hacíamos algo así — comentó
Ercole comiendo.
—Ya no te dejas ver — Ulisse rio
—Te echamos
de menos por aquí — confesó.
Asintió
débilmente y cambió su cara —Me ha comentado tu
hermana que ya no habláis casi — le lancé una
mirada asesina y pasó de ella.
—He hecho cosas mal, lo sé — dijo
cabizbajo.
Ercole se
acercó aún más y como si creyese que no le estaba escuchando o que no existía
soltó —Estoy
preocupado por ella, no está bien, tienes que cuidarla cuando yo no esté
presente — solté de forma sonora ambos cubiertos y ahora el
que agachó la cabeza fue Ercole.
Ulisse dejó
los cubiertos despacio y me miró — ¿Qué te pasa Nina?— dijo en un
tono bajo y tocó mi mano. Le miré con recelo — Si es por
Edgar dímelo y le volveré a partir la... — empezó a agarrar
una servilleta con fuerza.
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