El mismo policía
entró por la puerta corriendo — ¿Estás bien?— no le
respondí e intenté actuar. Obtuve mi resultado. Me levantó y quedé contra su
pecho, sonreí débilmente mientras que andaba por el pasillo oscuro. Miré a
Carla desde mi posición que me miraba con cara de perdón y con un
"ups" en los labios. Se había pasado. Asentí tranquilizándola y
diciéndole que estaba bien sin abrir la boca y ella sonrió de oreja a oreja y
me guiñó un ojo.
Hasta ahora
no me había dado cuenta de lo que me dolía porque estaba en el mundo de la
piruleta anodada imaginándome al tremendo policía que tenía al lado poniéndome
unas esposas. Y no precisamente para detenerme.
El sonido
de sus botas retumbaban con el eco, cuando volví a abrir los ojos ya estaba en
la sala —Necesito un médico —gritó a
pleno pulmón. ¿Puede ser una voz tan sexy?
Lo oí primero
en las profundidades de su pecho y luego en el exterior, era una sensación
extraña. Me tumbó en el suelo con cuidado. Vaya, yo quería seguir estando entre
sus pectorales, no tardó mucho en venir uno y apuntarme con una linterna, sacó
una jeringuilla al minuto y me eché para atrás, las tenía pánico —No, por
favor, no — dije con voz cansada.
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