-Habitación 278, tercera planta- asentí y subí por las escaleras. Me repetí el numerito una y otra vez hasta llegar a la puerta y llamar antes de entrar.
Edgar descansaba tendido en una cama. Tenía una vía con gotero pegada a la vena de su brazo izquierdo y el pecho desnudo recubierto por algunos vendajes, junto con parte de su cara, había terminado el tatuaje de su brazo y tenía el pelo más revuelto de lo normal, si era posible.
Me alegrué de que no hubiese nadie más en la sala.
Unas flores reposaban en un jarrón en la mesilla de al lado de la cama. Lo moví levemente y parpadeó varias veces.
- ¿Nina?- preguntó confuso con voz de adormilado-¡Nina!- confirmó.
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