- ¿No estáis juntos? - negué - Como el otro
día en la fiesta estabas con él...
Respiré profundo -Ya, olvídalo.
-Está bien...- dijo cediendo y yo le miré
incómoda y arrepentida por mi comportamiento - ¿Qué te ha pasado en la cabeza?-
me miró extrañado.
- Me caí- mentí.
- ¿Tú?, ¿de verdad? ¡Qué cosa más inesperada!-
dijo en tono irónico y le ofrecí un golpe leve en el hombro.
-¿Tú?, ¿de verdad? ¡Qué cosa más inesperada!-
repetí con voz de tonta haciendo burla.
-¡Ah, mierda mi hombro!- cerró fuerte los ojos
y agachó la cabeza haciéndose una bolita.
-¿Edgar? Mierda... no quería darte, se me
olvidó por completo... perdón... soy la cosa más estúpida que...
Rio en alto- ¡Picaste!
-Estúpido, no hagas esa broma- le volvía a dar
y él siguió riéndose. - Creía que eras más maduro.
-Crí qui iris mís midiri - repitió como un
niño pequeño riéndose en alto y acabé por seguirle la risa. - A todo esto, ¿y tú
hombro?
-Todo bien- sonreí- Todo bien- repetí
tranquilizadoramente.
-¿Has venido sola?- asentí- ¿Cómo?
- Bueno, mi hermano me trajo, y luego cogí un
autobús desde el centro comercial, después volveré a usar el metro- me miró- Ya
sabes que no me importa ir sola, siempre ando sola- notifiqué.
No hay comentarios:
Publicar un comentario