-¿Quieres que pida a alguien que te lleve?- se
aseguró
-Oh, no, estoy bien, me gusta usar transporte
público, ayuda al medio ambiente- asentí despacio rechazando su propuesta y
alguien entró en la habitación. Menos mal que era una enfermera.
- La cena- anunció. Miré mi móvil. Ni si
quiera eran las ocho y media. Le miré y la enfermera se fue. Acerqué una
pequeña mesa con ruedas a la cama.
-Veo que sigues teniendo el móvil- fue el que
me regaló.
-Claro-
dije de forma obvia- ¿No es muy pronto para cenar?- pregunté.
-Aquí se desayuna a las nueve, se come a la
una y media, se merienda a las cuatro y
se cena a las ocho- me explicó.
-Oh- me dediqué a contestarle.
Le ayudé a abrir la bandeja y miré con asco a
la comida. Pescado a la plancha con una salsa poco fiable para el consumo
humano. Un tomate al horno, pan y un yogurt -Qué rico- saqué fuerzas para decir
eso e intentar que varias arcadas pasasen sin ser desapercibidas.
-Sí, riquísimo- dijo irónicamente.- ¡Lo que
daría por una pizza!- se quejó.
-¿Te gusta el jamón york?- asintió- Ahora
vuelvo.
Salí del hospital y me dirigí a uno de los
diversos establecimientos de alimentación que se encontraban al lado.
Compré zumo y jamón york y volví a la
habitación.
- Esto sí que te dejan tomártelo ,¿no?-
sonrió- Mi abuela decía que un buen zumo soluciona todo- me encogí de hombros y
volvió a sonreír. Cogí el cuchillo de plástico e intente abrir el pan que venía
cerrado en una bolsa de plástico transparente, se partió el plástico al primer
intento - Santa mierda- comenté y lo tiré enfadada -¿Te importa?- pregunté
cogiéndolo con las manos y negó. Lo abrí improvisadamente, metí el jamón y se
lo ofrecí- Algo es algo- hice una mueca disculpándome y sonrió muy ampliamente
y luego mordió.
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