-Te juro que te amo- tragué pesado algo
incómoda pero él pareció decirlo sin darse cuenta. Pegué unos pequeños golpes
en el fondo del zumo, lo removí y metí la pajita ofreciéndoselo de nuevo, me
senté en lo bajo de la cama, con mis pies colgando lateralmente mientras le
miraba comer -Oh, puedes coger lo que quieras de allí- señaló al montón de
comida que le habían traído y lo miré con cara de culpabilidad- No pasa nada,
no creo que pueda comerme todo eso- comentó con la boca llena -Vamos ve, no
seas modesta- fui en paso lento hasta el momento y abrí una bolsa.
-Me moría de hambre, enserio- admití y sonrió-
Esta mañana salí a prisa de casa para ir a recogerles y cuando fuimos al centro
comercial ellos comieron pero a mí se me cerró el estómago- pensé en voz alta.
Sonrió escuchándome y terminó de comer - Como un poquito de pescado- me las
arreglé para partirle un pequeño trozo y lo conduje hasta su boca poniendo mi
mano a bajo para que si caía algo no se manchasen las sábanas.
Negó y se alejó -No - dijo poniéndose una mano
encima de los labios.
-Vamos Edgar- le quité la mano forcejeando.
-Tiene pinta de saber fatal.
-A la de una... a la de dos... dos y media...
-No me hagas esto Nin...-
No le dejé terminar porque le metí el tenedor
en la boca. Puso cara de asco, arrugó su nariz y tragó sin masticar. Empezó a
toser y le acerqué el agua. -¡Horrible! , está horrible- calificó y me reí por
lo bajo.
-El yogurt sí, ¿no?- asintió y lo abrí, lo
conduje a su boca- Dios pareces un niño pequeño.- sonrió.
-¿Crees que si hubiésemos seguido juntos
habríamos tenido hijos más a delante?- me quedé congelada y llevé la cuchara de
nuevo al recipiente para sentarme, coger una larga respiración y mirarle.
-¿Quién sabe?- comenté
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