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sábado, 17 de octubre de 2015

Página 441.

Dos semanas, llevaba dos semanas yendo al hospital donde se encontraba ingresado, golpeando la habitación 278 de la tercera planta, recibiendo, a cambio, una completa negación de entrada por su parte. Me sentaba por horas en la sala de espera y veía como las enfermeras entraban y salían con total libertad, viéndole, sabiendo de él, mis llamadas y mis mensajes se volvieron algo habitual que Edgar se había tomado al pie de la letra, ver, evitar contestar y eliminar. Parecía que todo el mundo sabía sobre qué hacía, cómo estaba... menos yo.
 —¿Está mejor?— Preguntaba cada vez que una enfermera salía de la habitación en la que yo no era bien recibida .
 —Lo siento señorita pero eso es algo que no puedo compartir con usted...— me repetía.
—¿Ha dicho algo sobre mí?— decía aún con esperanzas.
—Lo siento, no— me apretaba el hombro en señal de que se había acabado la conversación y yo volvía a sentarme en esa sala de espera ya tan familiar para mí.
Sabía bien que a muchos de sus amigos, entre ellos a los de la ciudad sí que les contestaba los mensajes, o las llamadas , permitía su visita e incluso tenían conversaciones cara a cara.
Llamaba cada día a uno de ellos, el más considerado para preguntarle lo mismo —¿Ha preguntado por mí?

—Lo siento Nina, no lo ha hecho. — colgaba el teléfono como llevaba haciendo más de 14 días y me recostaba en la incómoda silla de plástico esperando que algún día saliese de esa simple y poco acogedora habitación. 

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